LagartijaSoy.- Ustedes sabrĂ¡n perdonar mis palabras, pero es que no puedo evitar que, al ver a los candidatos del PSOE en su pelea en el barro, me acuerde de ese infausto programa de televisiĂ³n, llamado MHyV, Mujeres Hombres y Viceversa.
La imagen de Susana DĂaz se me convierte en la mente en una choni poligonera que se acicala en plan reina por un dĂa para acudir a esa especie de club de alterne que es el platĂ³ del programa.
La imagen de Pedro SĂ¡nchez me recuerda al macarrilla de barrio, vanidoso, presumido, que se escucha al hablar y se mira en las lunas de los escaparates y se sonrĂe, prendado de si mismo. Y acude tambiĂ©n al programa de televisiĂ³n a buscar a la mujer que caerĂ¡ rendida a sus pies y satisfarĂ¡ sus ansias de macho en celo a las primeras de cambio, como procede en ese programa.
En ese platĂ³ brillan unas luces de neĂ³n rojo, intermitentes, con los nombres Pedro y Susana, enmarcado cada uno en un corazĂ³n. Pero no son corazones entrelazados, sino opuestos. Otra luz al fondo brilla con las letras que forman las siglas PSOE. Uno de los corazones se apagarĂ¡, puesto que de ese platĂ³ sĂ³lo saldrĂ¡ un candidato, en brazos de si mismo.
AsĂ es como veo todo lo que acontece en torno a este partido. Un espectĂ¡culo lamentable el que ofrece, al igual que el programa de televisiĂ³n que, si hubiera un mĂnimo de decencia, deberĂa ser suspendido de inmediato, como tantos otros similares.
Si el PSOE no ha sido capaz de encontrar candidatos de nivel, es que quizĂ¡s merece tambiĂ©n desaparecer. Estoy convencida de que si Pedro SĂ¡nchez gana, llevarĂ¡ a su partido a la perdiciĂ³n. Y si no gana, tambiĂ©n. Y si gana Susana DĂaz, tambiĂ©n estarĂ¡ el partido abocado a su extinciĂ³n. No se me antoja mal panorama. Muerto el PSOE, se acabĂ³ la rabia de Podemos. EstĂ¡n demasiado prĂ³ximos como para que la caĂda de uno no provoque la caĂda del otro.
PensarĂ¡n ustedes que mi anĂ¡lisis polĂtico es insostenible y puede que tengan razĂ³n, pero seguro que tambiĂ©n a ustedes se les antojan dos candidatos de todo a cien y ahora mismo tienen en su mente la imagen de cada uno en plan tronista. Maldita la gracia, ¿cĂ³mo me quito yo ahora esa imagen de mi cabeza?